sábado, 27 de julio de 2013

A veces, la esencia está en vestir y desvestir las palabras. 
En decir algo de mil formas distintas.

Me escribía a mi pensando en ti; supongo que si lo digo así parece que digo otra cosa opuesta. 
Parece menos estúpido que decir que escribía por y para ti. 

¡Qué arrogante eso de disfrazar las palabras!, ¿no? ..pero, joder, el lenguaje está para eso. Para jugar con el y para camuflarte sin que se note. Para provocarnos y para encontrarnos. 
Porque, dicho de forma bonita, se puede mandar a la mierda a cualquiera, hablando mal y pronto.
Con elegancia y templanza; todo eso que se nos queda en el tintero cuando nos vemos, cuando nos reprochamos calles, situaciones y parques. Cuando hablamos tanto y tan mal.. pero es que se nos da de vicio.
Se nos da de vicio ser nosotros haciéndolo mal, el ser cabezotas y no querer cambiarlo ni para bien ni para mal.
Porque no he conocido persona más cabezota que tú cuando estoy contigo, y no he conocido persona más satisfecha que yo cuando no estás tú.
Porque tú estás hecho para hablar y yo para vivir.