jueves, 30 de agosto de 2012

Mis buenos días nocturnos




La luz en ámbar, música, una luna muda y .. supongo que así es como empieza mi noche. Otra noche en la que se pierde el día, otro “buenos días” nocturnos, una taza de nervios con café y la ceniza de tus “peros”. 
Me pongo los cascos y parece que me habla el viento. A veces, incluso te oigo gritar mi nombre. A saber cuantas veces no te escuché, o no me escuchaste tú. La de veces que habrás prometido sacos rotos. Y cuantas noches y cuantos días habré comprado humo y motos. 
Yo solo busco despedirme, despedirme para siempre. Un silencio en formato “adiós” que siempre se convierte en un “hasta luego”. Busco ir con prisas, sin poder tener tiempo para oír palabras vacías con significado inexistente. Con tiempo para mi. Sin tiempo que perder. Sueños cumplidos y olvidarme del recuerdo. Olvidarme de tus “prometo que esta vez será distinto”, de tu cuello y de tus pestañas en formato XXL. 
Mis días siempre eran tu amargura, y mis noches, tus idas de olla. Cantabas mal, y siempre lo has sabido. Hablabas tan bonito.. pero de eso te olvidaste. Y eso, también lo sabes.

Se me olvidó recordar


A veces echo de menos echar de menos. Creo que me he olvidado de lo que era pasear con una mano entrelazada a la mía. Las prisas por no llegar tarde y el color de las paredes de tu casa. El irte a despertar a escondidas, robándote besos en estado REM. Tener la magia de estar a kilómetros de distancia y, de pronto, estar tocando tu timbre. Con o sin bombones, eso era lo de menos. El saber que me mirabas, pero sólo de esa manera… a veces, creo que lo recuerdo. Como si tus ojos y la expresión de tu cara se hubiesen quedado en alguna parte de mi.
Esa extraña manera de aparentar estar bien, o de querer que el cielo estuviese cada vez un poco más cerca.
Lo único que temía era olvidarme de los pequeños detalles del día a día contigo. De tus caras y mis fallos. De porqué discutíamos y llorábamos de alegría. Tu risa, tu voz y tu olor. De olvidarnos de eso y de nosotros mismos. De convertirnos en vidas independientes que habían olvidado la manera de encontrarse un jueves por la tarde. No quería ser esa chica que pisaba nuestras calles de madrugada sin recordar que eran nuestras. O de que los lunes y miércoles siempre me llamabas más tarde.
Y me he dado cuenta de que, realmente todo lo que me asustaba, ha pasado. De que no me acuerdo casi de tu olor. Ni de como me tocabas. Solo me queda esta asfixia al acordarme de tu nombre y tus pestañas. Que ya no se ni siquiera lo que éramos, ni lo que soñábamos ser. Sólo se que nos encantaban los Domingos, que íbamos a descompás del mundo y que el reloj siempre iba a nuestro favor. 
Ahora, dentro de este verano puñetero, soy feliz con mi desorden, mis apuntes desastrosos y este delirio, que a veces, hace que me mantenga a flote.
Y lo bueno de todo esto, es que ya casi no me acuerdo de recordarte.

Me da flato



Tú siempre hablabas de cosas raras que yo nunca entendía. De gente famosa que hacía cosas raras con los pies, y de gente que cantaba y decía palabrotas al mismo tiempo. Incluso escuché muchas de sus canciones gracias a ti. Soñabas con ser algo aquí abajo, y siempre parecía que me hablabas desde lo más alto. Yo, sin embargo, parecía mucho más chiquitita, aunque con mucho genio. Insegura y cabezota. Y mis expectativas nunca fueron tan altas como las tuyas. Hablabas de viajes, de lugares y paisajes. Del tiempo y de infinidad de planes para compartir. Yo sólo me limitaba a mirarte mientras las agujas del reloj corrían.
No se como pero, llegamos a complementarnos de tal manera que, no se sabía donde empezabas tú y donde terminaba yo. Llegamos a compartir el mismo asiento en el cine, las mismas palomitas y hasta la misma pajita. Hasta nuestras piernas se coordinaban al andar.
Éramos la misma persona con dos cuerpos distintos. Un todo que compartía un asiento en el cine y misma vida. Y por eso nos quería. 
Ahora mírame, soy un alma libre que lo único que busca es no compartir mismo asiento, ni siquiera mismas palomitas.
Porque querer me da flato, por eso paro. 

"D" de Destino



-“El Destino existe”, dijo con la voz entrecortada
El Destino es eso que a veces pasa, que hace que estemos ahí en ese puto instante y a esa puta hora. Ni cinco minutos antes, ni cinco minutos después. Y que ni siquiera sabemos explicar. Como cuando el despertador falla una mañana y te salva la vida por el simple hecho de haber perdido un tren. O como cuando algo desde dentro de ti te hace que mires atrás y ves algo que, sin eso que te incitó a mirar, no hubieses visto. Es el ir caminando de punta en blanco por la calle y que por algún casual la puñetera paloma cague a un milímetro de ti, sin rozarte siquiera. Correr para después perder el autobús y tener que ir en tren, para ver a ese señor que está luchando cada día por ser un poco más feliz, aunque no tenga ni casa, ni piernas. Y automáticamente darte cuenta de que, a veces, sin querer derrochamos el tiempo en tonterías. Es el estar en el supermercado y que suene esa canción que te pone alerta. Es ese domingo, que aunque asfixia, hace que tu rutina cambie de repente. 
Son esos instantes, que sin quererlo, pasan. Y que siempre, sea por lo que sea, pasan por algo.
Somos tú y yo en mundos distintos. 

Qué complicado ..



Dando un paso para delante y dos para atrás. Intentando ir despacio, que para ir deprisa ya está el tiempo. Luchando con las no ganas, con las prisas y el mañana. Sabiendo que el mundo es egoísta y que, a veces, lo hace un poco difícil. 
Ya sabes, el reloj siempre va en mi contra y yo no paro de mirarle, a ver si con esas me da un poco de tregua.. pero que va, siempre aprieta. En pleno mes de agosto y mis huesos congelados. Tu ropa intacta y mi piel desgarrada. Tú con tus errores y yo con mis porqués. Preguntándome el mero hecho de porqué quiero a algo vacío y poco creíble. Creíble como tus pocas ganas de querer a rabiar.
Que si no me callo reviento. Yo no soy como vosotros, a ver si os queda claro..

Sólo un día


Vamos a darnos un día. Como ese en el que desapareciste para volver a cada instante. Ese día que decida si el tiempo va a favor o en contra. Que sepamos quienes somos y nos conozcamos por esos detalles tan humanos. Por los peros y los porqués. Por el no preguntarnos nada, y por hablar poco y mal. Porque puede que un día me entienda, y entienda el sabor de esta vida que, a veces es amargo, y a veces dulce y efímero. Por el infinito, y por sus atajos mal llevados. Por los “hasta nunca” y por reclamar un poco de cariño diario, que sin él, el mundo pesa un poco más.

Me delato



Me delato por impulsos, sólo por impulsos. Por incumplir mis promesas de antaño. Y por volverme a morder las uñas.
El mundo se ha vuelto loco y yo con él. Y ahora estoy aquí, tomando té que ni si quiera me gusta y sin saber para donde ir. El mirarte se  ha vuelto amargo y mis ganas de quererte.. están en ámbar. Unas coca-colas y un poco de amor incompatible para salir de este agujero. Agujero negro que tú hiciste y del que intentas salvarme cada mañana, siendo tú el culpable de mi hundimiento. Intentas salvarme la vida para luego matar mis ganas. Para matarme por dentro por no se cuánta vez. Para romper el reloj y que el tiempo parezca que no es tiempo.
Para vivir el ayer y volver a morir por lo que no puede ser.

martes, 28 de agosto de 2012

No quiero


Nada en particular y todo en general. Sin poder querer y quedándome sola. Solo pido que mañana no sea como vosotros. No quedarme en un intento. Ser un par de días en la vida de un desconocido. Una película los domingos y una manta que arrope el momento. Querernos hoy y que se nos olvide mañana. Un par de miradas en ojos distintos. Y todo del revés una vez más.
Egoísmos guían vuestras vidas, se os olvidan los pasos dados a lo largo del día y con ellos vuestras palabras. Intentar arreglar trozos rotos que ya ni siquiera pueden arreglarse. Apostar en causas perdidas. En ti, en mi, en vosotros y en esta vida asesina.
El viento es un ladrón y me roba las palabras, pero nunca me olvido de los hechos. Mientras tanto, vosotros os olvidáis hasta de quien sois. Tal vez nos veeamos en otro intento o en esta rutina que oprime el pecho. J
untos pero no revueltos. Así lo queréis. Despegarnos, olvidarnos, querernos y hacer que somos unos completos desconocidos. Nada de coherencia y a la vez toda la del mundo. Tal vez tenga que jugar a vuestro juego para así no perder todos los días. 

Tú. yo.


El poder de cambiar las cosas, para mal o para bien. Tu poder de desquiciarme, de volver todo del revés. Mi visión chiflada de la soledad. Tú color tierra, yo color cielo libertad. Mi felicidad y tu agonía. Las prisas y las pausas que hacían que todo fuese una montaña rusa. A veces arriba y otras abajo, aunque nunca llegamos a tocar el cielo con la yema de los dedos. Tal vez yo no quise, el vértigo y el miedo se apoderó de mi, haciéndonos caer en el abismo en el que hoy nos encontramos. Sin verte, ni escucharte, ni leerte. Parece que la vida es más fácil sin tus juegos, sin la agobiante sensación que producían tus labios. Pero no todo es tan poco difícil como lo pinto en un par de líneas. Siempre hay algo más.
Supongo que a veces hay que tomar decisiones que duelen. Y lo siento, yo también tengo días tontos.

Me endureces





Me asfixias hasta matarme. Hasta perder completamente el control de mi misma y llegar a odiarme a cada segundo.
No quiero perderme. Estoy hecha de miedo. Me gustaría perderme por la noche y que a la mañana siguiente me perdones, que me perdone el cielo por odiarme y por odiar todas esas cosas que ya no tengo. Porque no tengo nada, solo un par de ojos rojos, un corazón que se para a cada rato y un reloj roto que dejó de funcionar el mismo día que todo empezó a cambiar. El mismo día que esa desconocida se metió en mi cama y que empezó a apoderarse de mi cuerpo hasta el día de hoy. Todo ha cambiado.. incluso hasta mi espejo es distinto. El Sol ya no me escucha, y creo que ha dejado de ser mio.
Tengo insomnio crónico desde hace más de 365 días.. respiro otro aire diferente al que los demás respiran. Vivo en otro planeta todavía no descubierto.
A lo mejor esta no es la vida que esperamos.

No somos compatibles



Más de una vida contigo ha hecho que esto no salga bien. Que por muchos lazos que nos unan, nuestra relación va a acabar antes de lo que me imagino.
Tú siempre has hablado demás y yo nunca entendí todas esas palabras llenas de descoordinación y torpeza. No has apreciado el arte de saber ver las cosas buenas sino todo lo contrario. Yo tampoco hice por entender muchas cosas y mi orgullo y caracter hereditario nos han hecho hundirnos más de una vez.
Daría la vida por ti pero no puedo compartirla pegada a tus pasos. Me robas cada día un poco más. Creo que has hecho más daño del que piensas. No tienes ni puta idea del vacío puñetero que me causaste tantas noches. Ni de lo que causas ahora.
Me da igual caerme con todo el equipo, sinceramente. Y soñar con cosas imposibles creo que es mi mayor afición, por mucho que te moleste.
Comparando con años atrás me doy cuenta de lo patético que resulta todo esto. Toda la confianza que un día hubo se fue con cada una de nuestras palabras hirientes. Has dejado de enseñarme como se atan los cordones hace mucho tiempo. Como tantas otras cosas que ya no haces. Que ya no hacemos.
Ya no soy esa niña pequeña con rizos y sonrisa enorme que tanto querías. Ahora soy yo, cada día.



estos años son muchos años, que quieres que te diga.. 

Culpable





Me declaro culpable de tus noches. De la soledad que inunda mi cuerpo a las 16:45.
Nunca supe como llevarnos, ni si quiera a mi.
También soy culpable de que las habitaciones sean tan estrechas.. De tus días malos.
Incluso de robar minutos al tiempo para alargar mi corto horario. Por robar jumpers y comérmelos deprisa y corriendo. Supongo que sin eso el día no sería tan divertido.
Oigo tiritar al frío y eso que no tengo oídos.
No paro de escuchar blasfemar en contra tuya al cansancio.. y empiezo a preocuparme.

Cada Martes, Marte me rapta, aunque nunca desaparezco. 

Nada en particular


Estas líneas no hablan de ti, ni siquiera de mi. Aunque acabarán haciéndolo. Son letras amontonadas que carecen de sentido alguno. Que gritan auxilio y que aunque parezcan tranquilas se mueren de rabia. Se mueren por un poco de calor humano en perfecto estado, o al menos que sea coherente.
El no entender el ahora, y mucho menos los 5 minutos de después. El saber que lo que caracteriza al presente es lo interrogante, el agotador sonido del despertador y las ansias de libertad los domingos.
Entre semana juego a inventar la sensación que me produce el sabor de los viernes, los días improvisados y lo no planeado. Supongo que eso es lo que más gratifica. Como los besos fríos, robados o improvisados, que se calientan al Sol.
La mejor manera de huir de la realidad es crear Utopías, y la peor pensar en ti. En tu dulce y traicionera voz. En tu manera de acaparar todo mi espacio, de llevarte mis ganas y de no devolverlas. El agobiante parpadeo si es a tu lado. El aire me asfixia si me ves, y me obsequia la debilidad del pasado. Siempre son cuentos con final in-feliz. Supongo que hace tiempo que dejé de creer en la existencia de almas gemelas. De hecho ya no creo ni en las personas. La realidad es una mierda, y la rutina mi peor enemigo. Hay demasiadas trabas en el camino para poder luchar contra ella y salir victoriosa.. así que he terminado acostumbrándome a ella, como con otras mil ciento y una cosas más que hacen que los días sean un poquito más difíciles. El verte como un desconocido ya no es un inconveniente, o puede que ayude a que el abismo y yo nos conozcamos un poco más cada mes.

Pero lo mejor es que después de todo sigo disfrutando con las pequeñas cosas, que mi planeta sigue siendo Marte y que para conquistarme solo hace falta un domingo divertido.

Sol, mi único amigo

No logro recordar que haces para saber devorarme por dentro sin mirarme. El calor de los domingos hace tiempo que quedó en el olvido. Mis ansias por tener aquella traicionera sensación son lo que hace que me pierda continuamente. Los días pasan y ni yo recuerdo que nos hizo un día saber perdonarnos. Lo único que me hace saber olvidar las derrotas y este tiempo enfermizo, es el Sol. Sin embargo, cada mañana, con la Luna de testigo.. me ahogo en este frío invernal.

ZzZ



Sueños que me devuelven y me recuerdan la dependencia de tu esencia, de tu ausencia. Cada noche. Atrapan tu recuerdo y hacen que mi subconsciente me traicione. Y al levantarme, el despertador me aprieta.
La debilidad del momento toma las riendas de la situación y me dirige a un bucle en espiral del que ni si quiera las lágrimas me salvan. Por las noches todo el calor del Sol se esfuma; y entre mi almohada y yo solo hay miedo y ansias de soñar bonito.

Un día cualquiera.

Hoy ya es tarde para escribir sensato. El ayer me robó los pocos sueños que tenía. La coherencia que nunca tuvieron mis actos siempre la he anhelado. Imaginando responsabilidad, invento a mi antojo el inesperado mañana que me aguarda. Sabiendo que, el tiempo va en mi contra y que el enemigo soy yo. Siempre supe que podría alcanzar la velocidad a la que corre el mundo. Pero me conformo con ser lo que soy. Una más. Poco acostumbrada a la realidad nefasta. Esquivándola a mi manera y evitando el despertador. Nunca me gustó madrugar. Ni tampoco aceptar desde el principio que a veces lo bonito es traicionero. Pero mi odiosa carcajada contagiosa siempre vuelve, dandome suspiros de vida, e incluso dolor de tripa. El instinto de atrasar el tiempo me pasa factura cada día. Sabiendo que, después de todo, con mis más y con mis menos, es demasiado tarde como para escribir coherencias.

Susurros por salvarme


El sonido de alarma pone en guarda cada mañana al Sol, perezoso. Las sábanas intentan absorberme de la temprana noche, y más de una vez lo han conseguido. A primera hora de la mañana tras abrir los ojos, nunca soy persona. Pero a veces a tercera, cuarta o quinta hora de la mañana, tampoco lo soy.
Últimamente lo mejor de mi se queda entre ese revoltijo de sábanas, todo lo demás se viene conmigo, haciendo que lo malo esté latente. Destruyéndonos. Yo con mi mal humor y tú con tus incoherencias abrumadoras, que en estos tiempos que corren, lo único que consiguen es crisparme un poco más. 
No entiendo las palabras. Ni los actos. Ni los hechos. Ni siquiera me entiendo a mi. El lugar desencajado en este puzzle de mil piezas creo que lo tengo yo. Me da igual que no encajemos. Ya no necesito un corazón acompasado con el mío. Ni susurros que conducen a una debilidad momentánea que en cualquier momento se convertirá en destrucción. 
Veo de lejos la traición. El desgarro emocional y las debilidades que todo eso conlleva. O puede que a veces solo oiga voces, y ni siquiera sepa de donde vienen. Me confunde el miedo de pensar en algo que no sea en el Sol.

Solo se volar mientras el corazón me cante



“Las apariencias engañan”, dijo el Sol al dar frío. Los huesos tiritan, dan igual los grados. Y el corazón palpita fuerte en la tranquilidad del momento, sucumbiendo a cometer locuras incoherentes para la razón. Coherentes para el sin sentido de mi cabeza, para esta locura enfermiza. Mientras creo líneas imaginaria y utopías, el recuerdo me acompaña, siempre lo hace. Haciendo daños irreparables, creando odio y paralizando el futuro tan poco prometedor que me aguarda. 
Supongo que no es fácil dejar de hacer lo que uno quiere, ni tampoco resistirse a lo prohibido. Ahora que tus ojos no me acompañan, todo es mas fácil.  Tu presencia no me ata. Pero tu recuerdo me consume. Mi odiosa vida ahora me gusta. Me gusta jugar a hacer niñerías, a carcajearme del aire, y a disfrutar con cada cosa. Me gusta oír mi risa, y aunque a veces se esfume, la oigo muy a menudo.

lunes, 27 de agosto de 2012

Crisis Rutinarias



Apurando los sueños. Los tragos amaros. Y el café sin sueño de siempre. Se me olvidó querer sin condiciones. Pero ahora para poder combatir la Rutina solo necesito Sol y asfalto. Un reloj sin tiempo y mucha paciencia. La pereza se debate entre la vida o la muerte. Mi habitación entre el orden y el desorden. Y mi vida entre el caos y el desastre. Haciendo zZzetas de madrugada juego a soñar cosas prohibidas, o son ellas las que juegan conmigo, haciendo que la Luna y yo no nos llevemos del todo bien. El insomnio se apodera de mi y ni contar ovejas es suficiente. Filosofando con mi almohada, pensando en esos besos sin pasión que me roban labios conocidamente desconocidos. Y soñando en salir de esta caja sin sentido, que me absorbe por completo. 
En Marte la vida no es Rutina.