sábado, 29 de diciembre de 2012

Era yo intentando cuestionarte. Cuestionándome a mi después de tanto tiempo. 

Siempre lo hacía, de hecho, no recuerdo un sólo día que no lo haga. No recuerdo ni un sólo día que no me quede mirándome al espejo, perdiendo minutos. Perdiéndome a mi, y a ti, ya puestos..
Me detesto por sentir tus manos, y otras formas extravagantes de sentirme a salvo. 
Por querer hablar cuando callo, y por hablar más de la cuenta de vez en cuando. 
Por robarle tiempo al tiempo y sin querer, quedarme sin segundos. Debo minutos al tiempo y, sobre todo, a mi misma. Me debo tanto tiempo que podría dejar de madrugar para el resto de mi vida, y eso es algo demasiado bueno como para ser cierto. 
Te debo tanto a ti, que ni ahorrando siete vidas podría devolverte todo. Nos debo tanto que ni siquiera sé como hacerlo. 

Perdóname, sabes que siempre fui demasiado optimista, puestos a ser irónicos. 
Déjame demostrarte que, de vez en cuando, puedo ser algo más que viento en la calle. 
Que se pisar fuerte, bailar cuando no llueve y querer quererte. Que solo de vez en cuando sé tomar café sin preocupaciones, y que puede que solo llore cuando todo vaya bien. De felicidad. De cosas que todavía no entiendo, y que me encantaría poder hacerlo. De rasguños que se puedan olvidar y de corazones latentes. 
De todo eso que un día fui y que, ojalá vuelva a ser.



Yo, sin ser, soy todo eso que ya viste. Pero todavía no es todo.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Declarame culpable, olvida las pocas promesas que tenemos y no me perdones.
Recuérdame con lo poco que pude darte, con los besos rotos y con estos miedos llenos de infinitos interrogantes, llenos de mi, sin ser yo.
No disculpes mis olvidos, si quieres, tienes fácil eso de evitar ver mis ojos por el día, aunque luego la noche te recuerde el color de mi mirada. 

Si supiera en qué punto exacto me encuentro, podría regalarte mi ser y darte tanta convicción como asfalto en carretera. 

Podría despedir a éste iceberg que tengo por corazón y que las pocas certezas que nos unen, se multipliquen cada día.




Si no eres tú, que sea el tiempo el que me enseñe a vivir sin esto. 

El que me haga ser capaz de asumir mi derrota una vez más. 
Mis "quiero y no puedo" siempre estarán a la orden del día en mi, y a veces, se me va de las manos.
Es como tener barrotes dentro del pecho, como tener una cárcel interna, que cada vez que intentas escapar, hay alguien que te dice "eh, para el carro amiga, ¿qué intentas?". 
Pienso en sueños que vienen rotos de fábrica y que no puedo descambiar.
La ansia de libertad irrefrenable me declara culpable, culpable de errar a corto plazo por no poder mostrarme más tiempo sin que salga a flote mi cobardía. 

Me frena el del pecho, el pavor y el no tener ni puta idea de salir de aquí. 






lunes, 10 de diciembre de 2012

Sólo sé que somos nosotros, en mundos paralelos. Carentes de razón y sin sentido. Apretarnos hasta hacernos daños siempre tuvo su encanto pero yo te hablo de querer queriendo no hacer daño. De meterte en mis tropiezos sin querer y de bañarte en mi locura por descuido.
De lo que queremos sin saber que somos. De que el tiempo es traicionero, y de que las piedras en el camino, a veces nauseabundas, nos han llevado a esta espiral inconformista y descuidada. 


Debe ser que no aprendí una mierda y que por eso siempre me tropiezo con errores. Que tal vez no me conozco y por eso no sé reconocer ante nadie.
Que por mucho que te regale días con recuerdos, nunca sabré darte la seguridad del mañana. Te hablo de justicia, queriéndonos descompasado. De sufrir sin querer, queriéndonos demasiado. 

De querer apostar por algo que nunca va a llegar.



domingo, 2 de diciembre de 2012

Dime..


Con la intención perturbadora y la mera inquietud con la que os observo desde aquí, creo océanos y palabras infinitas de las cuales ni yo misma sé hacerme cargo. 

Con cada palabra que lees, yo estoy más lejos de ti que tú de mis textos. 
Hay demasiados "sálvame" dentro de mi nocturnidad y demasiados "tú y yo" sin ser, que desgarran aquí dentro.

Dime quién eres y cuál es nuestro vínculo. 
Cuéntame si nuestras palabras se guardarán en frasco para no perderse nunca, como las de antaño. 
Te pido que me regales esa seguridad de tus ojos desconocidos, los cuales, seguro que me salvarán del abismo unas cuantas veces por semana. Desvaría conmigo mientras me muero de locura y, vísteme despacio cuando tenga prisa.


Mata mis entrañas para luego revivir mis ganas mientras me clavas tus retinas, mientras escapamos del frío, un día más, y desafiamos al tiempo cuando llueva. Porque vernos reflejados en charcos será lo mejor del invierno, desde luego.



miércoles, 21 de noviembre de 2012

Déjame gritar


Pensé que me conocía, hasta que te fuiste. Pero, después, me di cuenta de que, joder, no tenía ni puta idea de quien era, ni de quien eras tú. Sólo me había limitado a respirarte durante tanto tiempo. A fumarme tus días, aún molestándome el humo, y a tener resaca de ti sin whiskys de por medio, ni copas de champagne.

Pero, ahora, necesito ahogarme en tu presencia. Volver a hundirme por y sin ti. Que me devuelvas mis suspiros, déjame gritar "verdad" con tus mentiras. Que ya me cansé de tanta pamplina y tanto teatrillo mal montado. 
Porque después de tanto tiempo sigo aquí, con mis crisis a deshora y escribiendo el dolor que dejaste. A veces no recuerdo el desastre que soy y, otras, me acuerdo de mi. Para cuando quieras soñarme, yo, estaré lejos; perdida, como de costumbre. Intentando buscar mi vida, porque estoy segura de que no es ésta.  Dime, ¿qué he sido?, ¿qué soy ahora?, apenas puedo responder sin sentir un nudo en la garganta. No se responderme y lo peor de todo es que me ahogo en mi "pre-vida" fabricada día a día, con más errores que aciertos. 

Necesito echar a volar, y poder alcanzar lo que, a veces, se me queda lejos. Supongo que hoy es un día de esos en los que podría alcanzar cualquier cosa, sin necesidad de ponerme de puntillas. Sin esconderte para poder brillar. 
Y queriéndome a mi, que al fin y al cabo es lo que siempre quise, sin  escapar de ti por las noches, que es cuando más aprietas.
Dame siete razones y un suspiro para acordarme de ti, y si lo consigues, me detendré contigo para ver juntos el final.. sin tachones de calendario de por medio, sin voces rotas. Con todas las luces de la cuidad ante nosotros.

domingo, 4 de noviembre de 2012

¿Qué quieres?


¿Qué quieres que me invente?, si yo sólo se reinventar utopías de manos insaciables, de corazones calientes y de calles solitarias. Paseos descuidados que terminan sin darse cuenta en cualquier bar, pidiendo un par de cafés con mucho azúcar y poco tiempo.
Voy haciendo autostop en carreteras secundarias, mientras tú te fumas el otoño.

Quizá mis días se los regalé al mismísimo diablo. 
Le conocí en el cielo y sin quererlo acabamos entre llamas. Apurando las últimas copas de aquella barra. Las mismas que un día si o otro también nos hacían olvidar. Hasta que volvía a apoderarse de mis días sin insomnio, y me hacía ver las cosas buenas que nos daba el compartir sábanas. 
Mientras él se encendía un cigarro, yo me quemaba en él. 
Hubiese jurado una y mil veces que los diablos no fumaban, de la misma manera que hubiese puesto la mano en el fuego por mi.
Es ahí donde aprendí que en el infierno se suele jurar un par de veces al día amor eterno. Promesas que se queman, resbalándose en labios infinitos y jugando siempre a perder sin saberlo. 

Por enésima vez intenté ponerle mi nombre a un día, y porqué no, a un año entero. Ser dueña de mis preguntas y tener la solución para combatir mal de amores y migrañas.
Tomar café y ver mi futuro reflejado en una taza. Saber de brujería sin tener escoba, y querer mudarme conmigo y sin maletas. Dejar los prejuicios en tierra, las miradas diablesas entre llamas y mis malos días en la almohada.

domingo, 28 de octubre de 2012

Bienvenido

Querer irme, divagando por la acera mientras, esos transeúntes, no paran de mirar mis dos oscuras Venecias con retinas. Desconocidos y con más prisas de la cuenta, con menos tiempo que yo. 

- "Dispárame" le dije al viento.

Sentía que, aquí, me quedaba poco tiempo siendo yo. 
Conformarse con la realidad era demasiado inconformista para mi, los buenos días ya sólo eran cachitos de melancolía y las tardes, vaivenes de sin sentido. 
Dentro de este silencio desgarrador se escuchan demasiados "sácame de aquí, aunque sea a escondidas", gritos de auxilio sin querer salvarme, y muchos "estoy bien" a tiempo parcial, sin intenciones de convencerte con mentiras.. lo más mínimo. 
Cuando sale el sol intento convencerme a mi, "estoy bien", ¿verdad?. Creo que me miento tanto que ya no creo en ti. Intento dar demasiadas soluciones al mundo, hacerme una idea de como combatir días grises engañándome con cielo azul, de como querer ser sin tener ni puta idea. De saber confiar llamándome "Miedo" y de como aparentar los buenos días de la mejor manera existente. 
Me aferro al "ojalá", a mis malas costumbres que siguen sin cambiar y a los viajes en autobús. Me dan la vida. Y muero cada vez que duermo. Porque, como ya dije, creo que me miento tanto que ya no creo en ti. Y éso, es algo que ni yo misma sé cambiar. 

Es ridículo querer sentirte a ti cuando ni yo misma sé sentirme, ¿no?
Y caótico quererte más de la cuenta. 



Bienvenido a mi caos, al vaivén del sin sentido. A la vida misma.

miércoles, 17 de octubre de 2012

En este Octubre me maté yo

Como cuando ves ese tipo de película en el que todo el mundo lucha en este mundo caótico. Y te ves ahí, tirado en el desastre de tu vida, malgastando y maldiciendo al tiempo. Tirado en la cama mientras la vida pasa y tú pasas de ella. Mientras te agota eso de echar de menos cosas que antes detestabas. Como el querer tener rutina, por odiosa que sea, porque sin ella te odias más. Porque sin ella ya no es tan apetecible dormir, ni malgastar el tiempo a ratos. Que este Octubre vacío trae demasiada melancolía, demasiadas preguntas y sólo una respuesta; yo

Yo que creía que podía, a veces, se que puedo, otras se me olvida. Pero mi don es el recuerdo, olvido recordando. Invento cosas imposibles, cosas tontas y tonta yo. 
Que en Octubres como éste hay que saber llevarse con la lluvia, y hacerse amigo del frío que, así al menos, no nos entumecerá tanto los huesos. O que ayude a calmar este dolor de lunes a viernes, que ahoguemos las penas en vasos y que, algún domingo, prometamos cambiar nuestro mundo caótico. Pero sólo alguno.

domingo, 14 de octubre de 2012

¿cuánto tiempo me queda?


Me di cuenta de que eras tú cuando me miraste y dijiste esas dos palabras pero que, ahora, se me han olvidado pronunciar. 
Resulta difícil hacerlo cuando las circunstancias no son las adecuadas, o cuando, tal vez, la persona idónea no soy yo.
Me detuve a buscar porqués y sólo aparecían resentimientos. De tanto buscar se me fue la hora. Mientras tanto tú esperabas a que apareciéramos yo y mis dudas. 
Recuerdo colgar de un hilo, y darme cuenta sentada en esa silla de que, el precipicio, estaba más cerca de lo que creía. Y tú, mientras me sumergía en las luces de la ventana, mirabas como mi frágil vida se rompía.  No me diste oportunidad de frenar aquel caos, me dabas por perdida mientras, yo, perdía aquella batalla.
Los dos nos delatábamos, tú con tu firmes palabras sobre la vida y yo con mis sin sentidos, mis malas costumbres y este miedo irrefrenable a perder de nuevo. 

-"No creo que puedas curarme", te dije.

Sin darme tiempo a explicarme, me regalaste todo el tiempo del mundo. Mientras tú me esperabas, yo me debatía entre la verdad y la mentira. Entre las ganas y el no saber estar. Me arriesgaba a conocerme a mí misma y, éso, siempre es complicado.
Qué fácil era todo mirándolo con tus ojos, y que cuesta arriba estaba todo con los míos. 
Dime, ¿cuánto tiempo más me esperarás?; el cronómetro está en marcha, y me derrito cada segundo que pasa. 
El vaivén de este desierto llamado habitación me recuerda que yo, nunca supe quien era. Sólo mis altibajos me susurran quien no quiero ser, o a quien no quiero volver a ver. 
Me engañan los recuerdos y me creo que eres tú. Me intento alejar de ti porque odio el futuro y detesto el pasado. 
Me equivocan las circunstancias cochambrosas que aquel día me encerraron en mí hasta a saber cuando. ¿Cuánto tiempo me esperarás entonces?, qué pregunta más tonta, ¿no?, ¿cómo me vas a esperar? si yo lo único que puedo ofrecerte es el peor de mis regalos; la desconfianza. Esa que hoy nos lleva a estar aquí, o mejor dicho, que me lleva a estar donde cada día comienzo mi vida sin darme apenas cuenta. Esa que me marchita y que, sin quererlo, hace que me evada de todas aquellas palabras bonitas que ya no quiero escuchar. O que, tal vez, las quiera tanto que me asuste.
Por todo esto y más, seguramente el día de mañana nos desconoceremos, y tus hombros inquietos ya no podrán consolar mis más sinceros temores. No podremos vernos a deshora ni robarle sonrisas al frío, que aunque parezca imposible, siempre se puede hacer.

jueves, 4 de octubre de 2012

Ojalá

Ojalá me corten las manos para no escribirte más verdades. Ojalá me equivoque mil veces más contigo para darme cuenta de lo que soy conmigo. Ojalá se extingan tus inconformistas ganas, tus críticas y tus malas caras.
Ojalá me salga de ti para convertirme en mi. Ojalá el otoño se camufle con el Sol y que no lo comparta contigo. Ojalá te mudes a Groenlandia. Ojalá tu lengua venenosa se olvide de mi. Ojalá te pierda sin perder. 
Ojala te vayas a tomar por culo y te olvides de que escribo. 
Te quise perder y ahora quiero alejarte. Te quise mucho y mal; me quisiste  con desgana y a rabiar. Fuimos dos amantes descompasados sin tiempo y con horas demás. Fuimos todo y todo lo contrario. Tu con todo, yo con nada y al revés. El cielo siempre se nos quedo corto y hoy, hasta el mirarnos se nos queda grande.
Porque yo de mi ya no se que decir, porque de ti tengo mucho que contar pero no te conozco. Porque todos los millones de segundos que compartimos fueron tan efímeros que no te se decir ni quien eres. Porque ya no me interesan tus "Te quiero", ni tampoco tus "Te odio". Porque guardas mucho dentro, pero todo malo. Porque yo escupo fuego si es de ti y tú hablas más de la cuenta. Porque ni en siete vidas podremos entendernos. Y porque no vamos a intentar hacerlo nunca.


PD: Lárgate, cariño.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Compartamos la nada


El sabor de tu cigarro me sabía demasiado a humo, pero tus pestañas XXL me conquistaban después de cada sensación rota. 

Posiblemente aguardaras más noches frías que la luna. Y guardases mil excusas para luego apaciguarme , o tal vez para mantener a salvo a tu conciencia; ésa que a veces nos delataba, que te fallaba y me decepcionaba. Ésa que sigue sin dejarte dormir por las noches.
Yo esperaba mucho más que un final desgarrador, y tú me esperabas al final de la calle. Al final de nosotros, para volver a empezar juntos. Y sólo se que yo no estuve. Sólo a ratos, como tu amor caducado. 

Ese amor que traía la sensación de derrota rutinaria, el que consumía más que tu tabaco, y el que me apagaba más que el invierno. Por eso, ya no somos nosotros, sino extraños.
Habría sido fácil pedir al destino un poco de comprensión, que hiciese su labor y que nos diese otra inoportuna oportunidad, sin rencores ni relojes rotos. Hubiese sido fácil. Pero el no acordarme del color de tus pupilas ni el olor de tu colonia, lo hace todo más complicado.  
Sólo recuerdo tu mirada desde un autobús, que hacía corta nuestra distancia  pero lejana la apariencia. Lejanos nosotros, que un día fuimos aire, mar y tierra. 


Perdóname, eso de compartir sábanas y después nada, no lo llevo muy bien. 

martes, 25 de septiembre de 2012

Marcan las 0:00


Dame fuerzas si te sobran ganas. 
Lléname de mentiras que nos lleven a la ruina, como en los viejos tiempos. Sácame de aquí a hombros, y dime que no te cansas mientras te oigo fatigar. Dime que por muchas calles que andemos todo va a seguir igual, que aquel banco ya no es nuestro, y que nuestros ojos ya no se van a mirar más. 
Dame un par de excusas para mandar todo a tomar por culo. 
Prométeme que estarás siempre, aunque luego faltes para fumarte el poco tiempo que nos queda con un par de colegas. Véndeme humo, la moto o el mundo entero. Marchémonos a la luna de mentira, y en vez de recorrer el mundo en moto, recorramos un par de calles a escondidas. Sacia este hambre de unos hombros que no sean mentira. 
Cuéntale a la luna que me curaste este insomnio y que ya todo cambió. Que he vuelto a conocerte y que me reconoces por las noches. Que vuelves a ver mi "yo" y que hemos aprendido a querer de nuevo. 
Que se nos ha olvidado eso de estar a solas, eso de no compartir domingos. Y que cuando marcan las 0:00 nos llamamos para fingir un poco de cordura, de esa que solíamos intercambiar.
Miénteme y dime que volvemos a saber donde meter el tiempo sin tener que esconderlo en el bolsillo. Que cumplirás las promesas sin tener que hacer contrato y que las fallarás después mirándome a los ojos.

Dime todo eso que ya no me creo. Vuelve a intentarlo. Y dime que sientes al mirarme sabiendo que me mientes siendo tú.


jueves, 20 de septiembre de 2012

Domingo camuflado


Cierro los ojos y veo todo oscuro. Pero cuando los abro, todo está igual.
Qué mas da que sea de día o que sea de noche, si lo único que me queda es esperar; esperar con un reloj caducado, con unas ganas oxidadas y con mis sábanas; ésas que son nefastas amantes cuando cae la noche.
¿Qué quieres que espere? Si la Luna me roba el sueño y el Sol me roba horas. ¿Qué quieres qué haga? Si ni cuando acierto el destino se pone de mi parte. 

Que por no entenderme no me entiende ni mi propia almohada. Intento vivir sin entender la propia vida. Hacer lo correcto sin saber qué es lo bueno. 
Porque sigo intentando apurar los latidos cuando no hay quien los pare. Querer perderme cuando ni si quiera se donde meterme. E intentar sacar lo bueno en tiempos de crisis.. pero a veces, ni arañando sale. Ni escribiendo pasa y deja de pesar. 

Porque hoy es un día cualquiera. Un Domingo camuflado de Jueves. Porque hoy va a ser uno más de tantos. Porque sigo siendo yo, y eso no va a cambiar, ni siquiera los Viernes.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Tiempo

Saber que, los imposibles, a veces, cuestan menos si no madrugas. Que todo se ve de otra manera despertándose tarde. Porque el sol, a primera hora de la mañana, es más puñetero. Menos simpático.

Porque si hablo del tiempo, siempre se me hace tarde. Desde el autobús, parece que la vida va demasiado deprisa con sus semáforos, su tráfico y la gente yendo y viniendo todo el rato. En cambio, entre las cuatro paredes de mi habitación, todo va demasiado despacio. Aquí nada es tan dinámico, ni tan interesante. Aquí solo hay caos, desorden, un par de fotos con bocas sonrientes y horas de sueño, insomnio de zetas y discusiones con la Luna; ésa misma que a media noche, mata con más soltura.
Porque, si vuelvo a hablar del tiempo, el reloj se me estropea, y otra vez vuelvo a perder las riendas, las manecillas y las horas. Otra vez vuelvo a perderme. Y sin quererlo vuelvo a no conocerme. Sigo sin saber quién soy. Sólo se que escribo para escapar, para dejar entre éstas líneas mis más sentidos días rutinarios, los mismos de siempre. Y que si me dejas, puedo ser un poco más desastre de lo que ya soy. Pero no más persona.
Siempre fui despreocupada con lo importante y precavida con lo más tonto que tiene el tiempo. Que los suspiros se me escaparon antes de ayer por la boca, y esta vez creo que no van a volver.
Y que si, por algún casual, volvemos a hablar del tiempo, yo, desaparezco. Porque sigo sin asumir que el tiempo pasa, y que a veces lo hace el balde.




lunes, 10 de septiembre de 2012

Hoy me duele el día y la Luna

En mi habitación hay más apuntes que sueños.
Una habitación de un alma reciclada con olor a derrota. De esas que dejan sin fuerzas. Que hacen que en tus ojos se refleje Venecia.

Ayer, mientras iba en el coche, abrí la ventanilla y saqué la mano.
En medio de la oscuridad, las farolas y la carretera, intentaba coger un trocito de aire mientras abría y cerraba la mano para no dejarlo escapar. 
Durante todo el transcurso me dediqué a eso; abrir y cerrar la mano. Cogiendo cachitos de aire. Sintiéndome más dueña de mi propio destino. Sintiendo que mi vida, era un poco más mía.
Y aunque el mundo no sea mío, lo parecía. Y con eso era más que suficiente.
Porque, en momentos de crisis, lo mejor que puede pasar es sentirse capaz de algo. Ya sea cogiendo puñados de aire en cualquier coche o ganándole la partida al tiempo.
 
Pero a veces, como hoy, no es suficiente. Porque de vez en cuando el destino juega malas pasadas. Dejando un poco de derrota y de desgana. Aunque puestos a ser positivos, ahora mismo me da igual tu nombre. Incluso el mío.

Otro otoño más rezando para que esto acabe. Luchando contra la rutina y los domingos. Luchando contra mi misma.

martes, 4 de septiembre de 2012

Sin volver, vuelvo


"No quiero volver, pero vuelvo"

Es como aquello que no gusta pero que, a veces, hace falta. Como un Lunes caducado, un café con sal, o como el verte sin querer. 
Ser el "te odio" de su boca, o el "ojalá te pudras", que, al principio duele. Siempre. Pero luego.. luego ya no. Luego es otra historia.
Supongo que son los detonantes de un final amargo, de un domingo a ciegas o, tal vez, de un cine a solas.
A menudo pienso en como se llega al momento de ensuciarlo todo, de enturbiarlo o de joderlo. Cuáles son las palabras exactas, con sus acentos, puntos y comas. Porque, en ocasiones, ni siquiera se sabe el porqué de todo. Solo estás ahí, y de alguna manera tú y tu orgullo queréis iros sin perder. Es como estar en un bosque sin mapa.. o lo que es peor.. perder el Norte teniendo brújula. 
Yo no se si tengo brújula pero Norte seguro que no. En los momentos de crisis sin quererlo me pierdo. Y sin querer me olvido de esas palabras exactas que me llevan al caos, al desorden mental y al nerviosismo puro. Y de esas personas que me ayudan a aliviar. Que convierten esa taza de nervios en un poco de calma con leche y azúcar.
Lo que si se es que, bajo presión, se trabaja de culo. Yo, al menos. 



Yo lo único que quiero es dejar de ser un Lunes cansado. Olvidarme del color de las paredes de mi habitación, y olvidarme de quién, de qué y porqué. Olvidarme de mi, aunque sea solo un poco.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Hola Septiembre


1 de Septiembre
Bonito día para despertar con frío. Hacía tanto que no despertaba arropada hasta las cejas, tiritando, que se me ha hecho raro.
Supongo que eso no lo echaba de menos. Ni eso ni tener los pies fríos todo el día.
Ni tampoco la sensación de sentirme querida por un corazón acompasado. Luego, al final, siempre sale rana. 

Tus ojos clavados en estas líneas, pensando qué diré, qué escribiré, si te odio, si te quiero, o si me callo más de la cuenta. Como cada vez que escribo.
Solía pensar, aunque contigo no lo hacía. Contigo moría viva, vivía muerta; y todo ese tipo de incoherencias que me hacías hacer, o que hacía yo sola por un "nosotros".

Todos hablamos siempre pidiendo porqués, lanzando disparos al aire y repitiendo motivos. Susurrando bajito lo bonito que tiene el día, y gritando el odio y el rencor que guarda la noche, esa tan puñetera. Todo lo que daríamos por perdernos de vista, y olvidarnos del fondo de nuestras retinas. 
De lo que yo veía a través de las tuyas.. Y de lo poco que veo ahora.

Hay veces que solo me hace falta esto. Un teclado viejo, con el número cinco roto y música de fondo. Lo demás sale solo. 
En el silencio de la música os escucho. Escucho todos vuestros auxilios, vuestros miedos y derrotas. Vuestras contradicciones.. y es que, a veces, no os dais cuenta de que no todo es tan fácil como el engañarse así mismo, o como el decir "no me importa", siempre hay más.. y no lo veis.
O a lo mejor solo soy yo y mis "no puedo" gritados al silencio. A lo mejor es eso, joder. A lo mejor aquí no hay espacio para vosotros. O solo para algunos.

A lo mejor soy yo, siempre.. ¿no?

http://www.youtube.com/watch?v=rWFw-byFiTA

Solo mío

Hay veces que me pregunto como hubiese sido mi vida sin ti, pero no me la imagino. Supongo que es porque contigo empecé a usar el sentido común. Aunque luego lo perdiese. Aunque luego se fuese con la cordura y con tus desdichas. 
El amor y el desamor se chocaron, como cuando rompe las olas del mar con las rocas. Como cuando me decías "todo irá bien" en el infierno. Supongo que una mentira camuflada de verdad de tu boca siempre bastaba. Era suficiente para no perder o para no perderte. Ahora no me hacen falta trenes, ni kilómetros de por medio. Yo solo quiero perderme y que te pierdas, pero no conmigo.

Solo quiero que recuerdes que mis Domingos ya no son tuyos, que nos separa un abismo medio roto y que está Luna muda, ya no es de los dos.
Supongo que cuesta creerme cuando digo que, el despertar, ya no es tan rojo, ni tan negro. Ahora mis despertares son solo míos y de esta infernal locura a la que llamo "cabeza".  

jueves, 30 de agosto de 2012

Mis buenos días nocturnos




La luz en ámbar, música, una luna muda y .. supongo que así es como empieza mi noche. Otra noche en la que se pierde el día, otro “buenos días” nocturnos, una taza de nervios con café y la ceniza de tus “peros”. 
Me pongo los cascos y parece que me habla el viento. A veces, incluso te oigo gritar mi nombre. A saber cuantas veces no te escuché, o no me escuchaste tú. La de veces que habrás prometido sacos rotos. Y cuantas noches y cuantos días habré comprado humo y motos. 
Yo solo busco despedirme, despedirme para siempre. Un silencio en formato “adiós” que siempre se convierte en un “hasta luego”. Busco ir con prisas, sin poder tener tiempo para oír palabras vacías con significado inexistente. Con tiempo para mi. Sin tiempo que perder. Sueños cumplidos y olvidarme del recuerdo. Olvidarme de tus “prometo que esta vez será distinto”, de tu cuello y de tus pestañas en formato XXL. 
Mis días siempre eran tu amargura, y mis noches, tus idas de olla. Cantabas mal, y siempre lo has sabido. Hablabas tan bonito.. pero de eso te olvidaste. Y eso, también lo sabes.

Se me olvidó recordar


A veces echo de menos echar de menos. Creo que me he olvidado de lo que era pasear con una mano entrelazada a la mía. Las prisas por no llegar tarde y el color de las paredes de tu casa. El irte a despertar a escondidas, robándote besos en estado REM. Tener la magia de estar a kilómetros de distancia y, de pronto, estar tocando tu timbre. Con o sin bombones, eso era lo de menos. El saber que me mirabas, pero sólo de esa manera… a veces, creo que lo recuerdo. Como si tus ojos y la expresión de tu cara se hubiesen quedado en alguna parte de mi.
Esa extraña manera de aparentar estar bien, o de querer que el cielo estuviese cada vez un poco más cerca.
Lo único que temía era olvidarme de los pequeños detalles del día a día contigo. De tus caras y mis fallos. De porqué discutíamos y llorábamos de alegría. Tu risa, tu voz y tu olor. De olvidarnos de eso y de nosotros mismos. De convertirnos en vidas independientes que habían olvidado la manera de encontrarse un jueves por la tarde. No quería ser esa chica que pisaba nuestras calles de madrugada sin recordar que eran nuestras. O de que los lunes y miércoles siempre me llamabas más tarde.
Y me he dado cuenta de que, realmente todo lo que me asustaba, ha pasado. De que no me acuerdo casi de tu olor. Ni de como me tocabas. Solo me queda esta asfixia al acordarme de tu nombre y tus pestañas. Que ya no se ni siquiera lo que éramos, ni lo que soñábamos ser. Sólo se que nos encantaban los Domingos, que íbamos a descompás del mundo y que el reloj siempre iba a nuestro favor. 
Ahora, dentro de este verano puñetero, soy feliz con mi desorden, mis apuntes desastrosos y este delirio, que a veces, hace que me mantenga a flote.
Y lo bueno de todo esto, es que ya casi no me acuerdo de recordarte.

Me da flato



Tú siempre hablabas de cosas raras que yo nunca entendía. De gente famosa que hacía cosas raras con los pies, y de gente que cantaba y decía palabrotas al mismo tiempo. Incluso escuché muchas de sus canciones gracias a ti. Soñabas con ser algo aquí abajo, y siempre parecía que me hablabas desde lo más alto. Yo, sin embargo, parecía mucho más chiquitita, aunque con mucho genio. Insegura y cabezota. Y mis expectativas nunca fueron tan altas como las tuyas. Hablabas de viajes, de lugares y paisajes. Del tiempo y de infinidad de planes para compartir. Yo sólo me limitaba a mirarte mientras las agujas del reloj corrían.
No se como pero, llegamos a complementarnos de tal manera que, no se sabía donde empezabas tú y donde terminaba yo. Llegamos a compartir el mismo asiento en el cine, las mismas palomitas y hasta la misma pajita. Hasta nuestras piernas se coordinaban al andar.
Éramos la misma persona con dos cuerpos distintos. Un todo que compartía un asiento en el cine y misma vida. Y por eso nos quería. 
Ahora mírame, soy un alma libre que lo único que busca es no compartir mismo asiento, ni siquiera mismas palomitas.
Porque querer me da flato, por eso paro. 

"D" de Destino



-“El Destino existe”, dijo con la voz entrecortada
El Destino es eso que a veces pasa, que hace que estemos ahí en ese puto instante y a esa puta hora. Ni cinco minutos antes, ni cinco minutos después. Y que ni siquiera sabemos explicar. Como cuando el despertador falla una mañana y te salva la vida por el simple hecho de haber perdido un tren. O como cuando algo desde dentro de ti te hace que mires atrás y ves algo que, sin eso que te incitó a mirar, no hubieses visto. Es el ir caminando de punta en blanco por la calle y que por algún casual la puñetera paloma cague a un milímetro de ti, sin rozarte siquiera. Correr para después perder el autobús y tener que ir en tren, para ver a ese señor que está luchando cada día por ser un poco más feliz, aunque no tenga ni casa, ni piernas. Y automáticamente darte cuenta de que, a veces, sin querer derrochamos el tiempo en tonterías. Es el estar en el supermercado y que suene esa canción que te pone alerta. Es ese domingo, que aunque asfixia, hace que tu rutina cambie de repente. 
Son esos instantes, que sin quererlo, pasan. Y que siempre, sea por lo que sea, pasan por algo.
Somos tú y yo en mundos distintos. 

Qué complicado ..



Dando un paso para delante y dos para atrás. Intentando ir despacio, que para ir deprisa ya está el tiempo. Luchando con las no ganas, con las prisas y el mañana. Sabiendo que el mundo es egoísta y que, a veces, lo hace un poco difícil. 
Ya sabes, el reloj siempre va en mi contra y yo no paro de mirarle, a ver si con esas me da un poco de tregua.. pero que va, siempre aprieta. En pleno mes de agosto y mis huesos congelados. Tu ropa intacta y mi piel desgarrada. Tú con tus errores y yo con mis porqués. Preguntándome el mero hecho de porqué quiero a algo vacío y poco creíble. Creíble como tus pocas ganas de querer a rabiar.
Que si no me callo reviento. Yo no soy como vosotros, a ver si os queda claro..

Sólo un día


Vamos a darnos un día. Como ese en el que desapareciste para volver a cada instante. Ese día que decida si el tiempo va a favor o en contra. Que sepamos quienes somos y nos conozcamos por esos detalles tan humanos. Por los peros y los porqués. Por el no preguntarnos nada, y por hablar poco y mal. Porque puede que un día me entienda, y entienda el sabor de esta vida que, a veces es amargo, y a veces dulce y efímero. Por el infinito, y por sus atajos mal llevados. Por los “hasta nunca” y por reclamar un poco de cariño diario, que sin él, el mundo pesa un poco más.

Me delato



Me delato por impulsos, sólo por impulsos. Por incumplir mis promesas de antaño. Y por volverme a morder las uñas.
El mundo se ha vuelto loco y yo con él. Y ahora estoy aquí, tomando té que ni si quiera me gusta y sin saber para donde ir. El mirarte se  ha vuelto amargo y mis ganas de quererte.. están en ámbar. Unas coca-colas y un poco de amor incompatible para salir de este agujero. Agujero negro que tú hiciste y del que intentas salvarme cada mañana, siendo tú el culpable de mi hundimiento. Intentas salvarme la vida para luego matar mis ganas. Para matarme por dentro por no se cuánta vez. Para romper el reloj y que el tiempo parezca que no es tiempo.
Para vivir el ayer y volver a morir por lo que no puede ser.

martes, 28 de agosto de 2012

No quiero


Nada en particular y todo en general. Sin poder querer y quedándome sola. Solo pido que mañana no sea como vosotros. No quedarme en un intento. Ser un par de días en la vida de un desconocido. Una película los domingos y una manta que arrope el momento. Querernos hoy y que se nos olvide mañana. Un par de miradas en ojos distintos. Y todo del revés una vez más.
Egoísmos guían vuestras vidas, se os olvidan los pasos dados a lo largo del día y con ellos vuestras palabras. Intentar arreglar trozos rotos que ya ni siquiera pueden arreglarse. Apostar en causas perdidas. En ti, en mi, en vosotros y en esta vida asesina.
El viento es un ladrón y me roba las palabras, pero nunca me olvido de los hechos. Mientras tanto, vosotros os olvidáis hasta de quien sois. Tal vez nos veeamos en otro intento o en esta rutina que oprime el pecho. J
untos pero no revueltos. Así lo queréis. Despegarnos, olvidarnos, querernos y hacer que somos unos completos desconocidos. Nada de coherencia y a la vez toda la del mundo. Tal vez tenga que jugar a vuestro juego para así no perder todos los días. 

Tú. yo.


El poder de cambiar las cosas, para mal o para bien. Tu poder de desquiciarme, de volver todo del revés. Mi visión chiflada de la soledad. Tú color tierra, yo color cielo libertad. Mi felicidad y tu agonía. Las prisas y las pausas que hacían que todo fuese una montaña rusa. A veces arriba y otras abajo, aunque nunca llegamos a tocar el cielo con la yema de los dedos. Tal vez yo no quise, el vértigo y el miedo se apoderó de mi, haciéndonos caer en el abismo en el que hoy nos encontramos. Sin verte, ni escucharte, ni leerte. Parece que la vida es más fácil sin tus juegos, sin la agobiante sensación que producían tus labios. Pero no todo es tan poco difícil como lo pinto en un par de líneas. Siempre hay algo más.
Supongo que a veces hay que tomar decisiones que duelen. Y lo siento, yo también tengo días tontos.

Me endureces





Me asfixias hasta matarme. Hasta perder completamente el control de mi misma y llegar a odiarme a cada segundo.
No quiero perderme. Estoy hecha de miedo. Me gustaría perderme por la noche y que a la mañana siguiente me perdones, que me perdone el cielo por odiarme y por odiar todas esas cosas que ya no tengo. Porque no tengo nada, solo un par de ojos rojos, un corazón que se para a cada rato y un reloj roto que dejó de funcionar el mismo día que todo empezó a cambiar. El mismo día que esa desconocida se metió en mi cama y que empezó a apoderarse de mi cuerpo hasta el día de hoy. Todo ha cambiado.. incluso hasta mi espejo es distinto. El Sol ya no me escucha, y creo que ha dejado de ser mio.
Tengo insomnio crónico desde hace más de 365 días.. respiro otro aire diferente al que los demás respiran. Vivo en otro planeta todavía no descubierto.
A lo mejor esta no es la vida que esperamos.

No somos compatibles



Más de una vida contigo ha hecho que esto no salga bien. Que por muchos lazos que nos unan, nuestra relación va a acabar antes de lo que me imagino.
Tú siempre has hablado demás y yo nunca entendí todas esas palabras llenas de descoordinación y torpeza. No has apreciado el arte de saber ver las cosas buenas sino todo lo contrario. Yo tampoco hice por entender muchas cosas y mi orgullo y caracter hereditario nos han hecho hundirnos más de una vez.
Daría la vida por ti pero no puedo compartirla pegada a tus pasos. Me robas cada día un poco más. Creo que has hecho más daño del que piensas. No tienes ni puta idea del vacío puñetero que me causaste tantas noches. Ni de lo que causas ahora.
Me da igual caerme con todo el equipo, sinceramente. Y soñar con cosas imposibles creo que es mi mayor afición, por mucho que te moleste.
Comparando con años atrás me doy cuenta de lo patético que resulta todo esto. Toda la confianza que un día hubo se fue con cada una de nuestras palabras hirientes. Has dejado de enseñarme como se atan los cordones hace mucho tiempo. Como tantas otras cosas que ya no haces. Que ya no hacemos.
Ya no soy esa niña pequeña con rizos y sonrisa enorme que tanto querías. Ahora soy yo, cada día.



estos años son muchos años, que quieres que te diga.. 

Culpable





Me declaro culpable de tus noches. De la soledad que inunda mi cuerpo a las 16:45.
Nunca supe como llevarnos, ni si quiera a mi.
También soy culpable de que las habitaciones sean tan estrechas.. De tus días malos.
Incluso de robar minutos al tiempo para alargar mi corto horario. Por robar jumpers y comérmelos deprisa y corriendo. Supongo que sin eso el día no sería tan divertido.
Oigo tiritar al frío y eso que no tengo oídos.
No paro de escuchar blasfemar en contra tuya al cansancio.. y empiezo a preocuparme.

Cada Martes, Marte me rapta, aunque nunca desaparezco. 

Nada en particular


Estas líneas no hablan de ti, ni siquiera de mi. Aunque acabarán haciéndolo. Son letras amontonadas que carecen de sentido alguno. Que gritan auxilio y que aunque parezcan tranquilas se mueren de rabia. Se mueren por un poco de calor humano en perfecto estado, o al menos que sea coherente.
El no entender el ahora, y mucho menos los 5 minutos de después. El saber que lo que caracteriza al presente es lo interrogante, el agotador sonido del despertador y las ansias de libertad los domingos.
Entre semana juego a inventar la sensación que me produce el sabor de los viernes, los días improvisados y lo no planeado. Supongo que eso es lo que más gratifica. Como los besos fríos, robados o improvisados, que se calientan al Sol.
La mejor manera de huir de la realidad es crear Utopías, y la peor pensar en ti. En tu dulce y traicionera voz. En tu manera de acaparar todo mi espacio, de llevarte mis ganas y de no devolverlas. El agobiante parpadeo si es a tu lado. El aire me asfixia si me ves, y me obsequia la debilidad del pasado. Siempre son cuentos con final in-feliz. Supongo que hace tiempo que dejé de creer en la existencia de almas gemelas. De hecho ya no creo ni en las personas. La realidad es una mierda, y la rutina mi peor enemigo. Hay demasiadas trabas en el camino para poder luchar contra ella y salir victoriosa.. así que he terminado acostumbrándome a ella, como con otras mil ciento y una cosas más que hacen que los días sean un poquito más difíciles. El verte como un desconocido ya no es un inconveniente, o puede que ayude a que el abismo y yo nos conozcamos un poco más cada mes.

Pero lo mejor es que después de todo sigo disfrutando con las pequeñas cosas, que mi planeta sigue siendo Marte y que para conquistarme solo hace falta un domingo divertido.

Sol, mi único amigo

No logro recordar que haces para saber devorarme por dentro sin mirarme. El calor de los domingos hace tiempo que quedó en el olvido. Mis ansias por tener aquella traicionera sensación son lo que hace que me pierda continuamente. Los días pasan y ni yo recuerdo que nos hizo un día saber perdonarnos. Lo único que me hace saber olvidar las derrotas y este tiempo enfermizo, es el Sol. Sin embargo, cada mañana, con la Luna de testigo.. me ahogo en este frío invernal.

ZzZ



Sueños que me devuelven y me recuerdan la dependencia de tu esencia, de tu ausencia. Cada noche. Atrapan tu recuerdo y hacen que mi subconsciente me traicione. Y al levantarme, el despertador me aprieta.
La debilidad del momento toma las riendas de la situación y me dirige a un bucle en espiral del que ni si quiera las lágrimas me salvan. Por las noches todo el calor del Sol se esfuma; y entre mi almohada y yo solo hay miedo y ansias de soñar bonito.

Un día cualquiera.

Hoy ya es tarde para escribir sensato. El ayer me robó los pocos sueños que tenía. La coherencia que nunca tuvieron mis actos siempre la he anhelado. Imaginando responsabilidad, invento a mi antojo el inesperado mañana que me aguarda. Sabiendo que, el tiempo va en mi contra y que el enemigo soy yo. Siempre supe que podría alcanzar la velocidad a la que corre el mundo. Pero me conformo con ser lo que soy. Una más. Poco acostumbrada a la realidad nefasta. Esquivándola a mi manera y evitando el despertador. Nunca me gustó madrugar. Ni tampoco aceptar desde el principio que a veces lo bonito es traicionero. Pero mi odiosa carcajada contagiosa siempre vuelve, dandome suspiros de vida, e incluso dolor de tripa. El instinto de atrasar el tiempo me pasa factura cada día. Sabiendo que, después de todo, con mis más y con mis menos, es demasiado tarde como para escribir coherencias.

Susurros por salvarme


El sonido de alarma pone en guarda cada mañana al Sol, perezoso. Las sábanas intentan absorberme de la temprana noche, y más de una vez lo han conseguido. A primera hora de la mañana tras abrir los ojos, nunca soy persona. Pero a veces a tercera, cuarta o quinta hora de la mañana, tampoco lo soy.
Últimamente lo mejor de mi se queda entre ese revoltijo de sábanas, todo lo demás se viene conmigo, haciendo que lo malo esté latente. Destruyéndonos. Yo con mi mal humor y tú con tus incoherencias abrumadoras, que en estos tiempos que corren, lo único que consiguen es crisparme un poco más. 
No entiendo las palabras. Ni los actos. Ni los hechos. Ni siquiera me entiendo a mi. El lugar desencajado en este puzzle de mil piezas creo que lo tengo yo. Me da igual que no encajemos. Ya no necesito un corazón acompasado con el mío. Ni susurros que conducen a una debilidad momentánea que en cualquier momento se convertirá en destrucción. 
Veo de lejos la traición. El desgarro emocional y las debilidades que todo eso conlleva. O puede que a veces solo oiga voces, y ni siquiera sepa de donde vienen. Me confunde el miedo de pensar en algo que no sea en el Sol.

Solo se volar mientras el corazón me cante



“Las apariencias engañan”, dijo el Sol al dar frío. Los huesos tiritan, dan igual los grados. Y el corazón palpita fuerte en la tranquilidad del momento, sucumbiendo a cometer locuras incoherentes para la razón. Coherentes para el sin sentido de mi cabeza, para esta locura enfermiza. Mientras creo líneas imaginaria y utopías, el recuerdo me acompaña, siempre lo hace. Haciendo daños irreparables, creando odio y paralizando el futuro tan poco prometedor que me aguarda. 
Supongo que no es fácil dejar de hacer lo que uno quiere, ni tampoco resistirse a lo prohibido. Ahora que tus ojos no me acompañan, todo es mas fácil.  Tu presencia no me ata. Pero tu recuerdo me consume. Mi odiosa vida ahora me gusta. Me gusta jugar a hacer niñerías, a carcajearme del aire, y a disfrutar con cada cosa. Me gusta oír mi risa, y aunque a veces se esfume, la oigo muy a menudo.

lunes, 27 de agosto de 2012

Crisis Rutinarias



Apurando los sueños. Los tragos amaros. Y el café sin sueño de siempre. Se me olvidó querer sin condiciones. Pero ahora para poder combatir la Rutina solo necesito Sol y asfalto. Un reloj sin tiempo y mucha paciencia. La pereza se debate entre la vida o la muerte. Mi habitación entre el orden y el desorden. Y mi vida entre el caos y el desastre. Haciendo zZzetas de madrugada juego a soñar cosas prohibidas, o son ellas las que juegan conmigo, haciendo que la Luna y yo no nos llevemos del todo bien. El insomnio se apodera de mi y ni contar ovejas es suficiente. Filosofando con mi almohada, pensando en esos besos sin pasión que me roban labios conocidamente desconocidos. Y soñando en salir de esta caja sin sentido, que me absorbe por completo. 
En Marte la vida no es Rutina.