No me
culpes, sólo estoy aprendiendo a ser feliz.
Sólo
intento no mezclarme con días parecidos a ti y ser parte de un mundo en el que
no te encuentre aunque yo quiera.
Hace días
que me miro en el espejo y no te veo; hace días que no.
La gente
que dice que las personas cambian y que las oportunidades son de utilidad es
porque todavía no nos conocen, porque podríamos andar tanto y tan torcido
siempre.. que acabaríamos en un sitio que no conocemos absolutamente de nada, desconociéndonos
y queriéndonos al revés y, aún así, pensar que lo estamos haciendo bien. Porque
nos hemos dedicado a pensar que estábamos bien tantas veces mientras llorábamos,
que la distorsión de la realidad era tan gigante como la distancia que siempre
nos faltó.
Porque
los metros de opresión que nos ahogaban siempre primaron sobre los centímetros de
nuestros cuerpos colmados de besos.
Y es que
yo sabía cuantos besos te cabían en tus mejillas y tú, en cambio, sabías cuanto
podía medir el recorrido de mis lágrimas por las mías.
Porque yo
te medí por besos y tú a mi por vasos llenos de agua salada.
Podríamos
acabar tan infames, por eso de querernos mucho y mal, que nos acostumbraríamos a
estar en un mundo que no estuviera hecho para vivirlo nosotros. Nos
acostumbraríamos a vivir de otros y yo a vivir de ti, pero a nadie le gusta vivir equivocado. Porque
estamos absolutamente equivocados pensando la mayoría del tiempo que para
conseguir la felicidad nos hace falta esa pieza del puzzle que encaje con el
resto. Sin llegar a darnos cuenta de que, a veces, para ser feliz hace falta
que, esa misma pieza, deje de estar. Pensamos mucho y se nos da fatal, y
creemos que no somos felices porque nos faltan cosas pero a lo mejor es que nos
sobran. Porque hay huecos en nosotros que al rellenarlos mal te vacían por
dentro.
Y al
final acabas tan lleno de todo que se te repite la vida una y otra vez.