El poder de cambiar las cosas, para mal o para bien. Tu poder de desquiciarme, de volver todo del revés. Mi visión chiflada de la soledad. Tú color tierra, yo color cielo libertad. Mi felicidad y tu agonía. Las prisas y las pausas que hacían que todo fuese una montaña rusa. A veces arriba y otras abajo, aunque nunca llegamos a tocar el cielo con la yema de los dedos. Tal vez yo no quise, el vértigo y el miedo se apoderó de mi, haciéndonos caer en el abismo en el que hoy nos encontramos. Sin verte, ni escucharte, ni leerte. Parece que la vida es más fácil sin tus juegos, sin la agobiante sensación que producían tus labios. Pero no todo es tan poco difícil como lo pinto en un par de líneas. Siempre hay algo más.
Supongo que a veces hay que tomar decisiones que duelen. Y lo siento, yo también tengo días tontos.
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